Crónica Carpa Roja Colombia
Gracias querida Laura por tomarte el tiempo de visitarnos y visibilizar nuestra labor que tanto amamos en nuestro territorio, bienvenida siempre al "Gran Útero Rojo"
Te llevamos en el corazón!!!
Mónica
“Un evento por y para mujeres”. Carpa Roja Colombia
Por: Laura Daniela Rey Acosta
Era un día caluroso en las calles de Cali, cerca de 32°C acompañados de poca brisa y de un sol tan ardiente que producía picazón en el cuerpo. Siendo alrededor de las nueve de la mañana, un grupo de mujeres se reunía en la puerta de una casa blanca, -ubicada en el barrio San Fernando- adornada con campanas de viento y atrapasueños, dedicada a actividades de sanación y terapia corporal interna y externa. Todas ellas en su vestimenta contaban con algún artículo o accesorio de color rojo, simbolizando unidad y conexión bajo un mismo propósito. Mientras hablaban en pequeños grupos, parecían estar esperando la llegada de alguien que más adelante las uniría. Un poco más tarde hacia las 09:40 a.m. una camioneta se detuvo frente a la puerta, y de ella se bajó una mujer vestida de rojo, quien saludó a una por una, deteniéndose en la última y presentándose como Mónica Home, Gestora e Iniciadora de Carpa Roja Colombia, una mujer alta, de cabello largo y crespo adornado por una rosa roja, -descrita por ella como una de sus flores favoritas- de un material similar a la tela.
Mónica, todo el tiempo con una sonrisa en su boca solicitó a las mujeres allí reunidas que le ayudaran a bajar algunos implementos de la camioneta. Entre todas bajaron una bolsa que lucía pesada pues su aspecto era grande y robusto, subieron todo hasta el segundo piso y lo colocaron en un cuarto de apariencia no muy diferente a la habitación de un apartamento de estrato 4 en Bogotá, de unos doce metros cuadrados, paredes rosadas y blancas, una de ellas con un espejo que más adelante iba a ser cubierto por una manta que ayudaría a ambientar la experiencia. Mónica aún sin dejar de sonreír comenzó a sugerir ideas en cuanto a la organización de la habitación mientras todas ellas dispuestas a ayudar a arreglar todo lo mejor posible, vestían el cuarto de rojo cuidando que hasta el más mínimo detalle quedara perfecto.
Poco a poco esta habitación pasó de ser una parte de la casa, a un estilo de templo rojo que la aislaba en sí del resto de la instalación. El techo bajó unos 10 centímetros, pues ahora un velo rojo en forma de carpa jugaba este papel y la pared del espejo fue cubierta por la figura de Lakshmi -considerada en la India como la fuerza dadora de vida, creencia con la que concordaba Mónica- impresa en una tela de colores negro y diferentes gamas de rojo. Mientras tanto, Mónica instalaba en el centro de la habitación sobre una manta roja, un tejido de colores fuertes en donde posaban diferentes artículos distribuidos de tal forma que cada uno de ellos ocupaba un espacio determinado conservando una estructura completamente organizada. Seguido de esto, se realizó una limpieza de mente, corazón y vientre mediante el calentamiento de una masa de textura similar a la resina proveniente del copal, el cual se creía que tenía bondades espirituales y curativas especiales,colocada en un recipiente que hacía parte del altar, denominado sahumador y que estuvo allí durante toda la experiencia emanando su olor característico.
Todo estaba listo para dar inicio a la experiencia, las mujeres rodeaban este pequeño altar para poder verse unas a otras y estar más conectadas entre sí y con el mismo centro. Estando de pie Mónica les brindó la posibilidad de pedir algo a cada punto cardinal, ya que cada uno tiene un significado determinado: el Oriente por su parte representa el nacimiento, el Sur la medicina de las mujeres, siendo esta una vocación o una labor en la vida; el Poniente u Occidente la sanación, proyectada hacia los familiares o las personas del entorno cercano y el Norte las ancestras, su fuerza y valor. Dicho esto, acompañadas del sonido de una maraca decorada con una pluma, comienzan a entonar una canción -que aprendió Mónica gracias a una de sus mentoras, Danna Lan- por cada punto cardinal mientras cada una va mirando al punto específico al que se le está pidiendo y agradeciendo.
-“Espíritu del viento llévame a casa, espíritu del viento llévame”.
Era la letra de una de las canciones que buscaba introducir a cada participante en una experiencia interna, pues a medida que se repetía la frase cada persona debía interiorizar y pedir sus deseos a cada elemento asociado a los puntos cardinales.
Una vez terminada la canción, la comodidad y la autoconfianza se apoderaban de cada participante, cada una de ellas se situaba en la habitación en la posición que deseara siempre y cuando esta le permitiera sentirse bien e interiorizar cada mensaje sin problemas. Hecho esto, la voz tenue de Mónica sugiriendo cerrar los ojos, dio pie a la meditación denominada la reactivación del útero, donde las mujeres allí reunidas experimentaron diversas sensaciones y emociones, pues según Mónica esta meditación buscaba que cada una se conectara con su interior y que a partir de allí se pudiera trabajar en el autoestima y el autoconocimiento, al fin y al cabo este es uno de los principales objetivos de este proyecto que tiene diversas fuentes de origen, siendo una de ellas la aceptación y el agradecimiento de la conexión que existe entre cada mujer y el universo mediante el sangrado menstrual, definido por ella como “el único sangrado que no es producto de actos violentos” y como “la sangre que da vida”.
Esta última frase, puede verse respaldada por un estudio realizado por el World Journal of Plastic Surgery (WJPS) a principios del año 2016, en donde teniendo como objetivo identificar el potencial regenerativo de las células mesenquimales (de la sangre menstrual) en aspectos dermatológicos y clínicos, fue posible observar después de realizar la metodología necesaria, que dichas células pueden ser útiles para el tratamiento de enfermedades dermatológicas o lesiones cutáneas, debido a su gran capacidad de proliferación y diferenciación celular.
Otro uso que según Mónica se le puede dar a estas células encontradas en la sangre menstrual, es la transformación de esta a medicina para tratamientos alternativos generales, a través de un proceso de homeopatización siempre y cuando la sangre provenga de un organismo sano y limpio, también para ella es importante resaltar que este tipo de tratamientos homeopáticos solo funcionan sobre la mujer de la cual se extrajo la sangre y sobre su descendencia.
Carpa Roja, además de buscar una conexión de cada mujer con su útero y trabajardesde el interior de las participantes para lograr mejoras en temas de autoestima, también ha ayudado en aspectos de la salud a algunas de ellas, así lo describe Diana Villota quien cuando ingresó por primera vez a una reunión de este tipo, lo hizo con el objetivo de iniciar un proceso de sanacion con su útero el cual contenía miomas. Y con el paso del tiempo en este proyecto, evidenció como sus periodos menstruales fueron menos abundantes y llegó a experimentar una leve mejoría en cuanto a su problema y debido a esto siente que su norte es la orientación y el apoyo hacia otras mujeres que podrían estar atravesando por una etapa similar a la que ella vivió.
Otra de las fuentes de origen del proyecto del cual Mónica es gestora, según Historia de Carpa Roja Colombia, son los Ridikis, los cuales son lugares donde las niñas realizan su proceso de transición a lo que era considerado una mujer madura mediante la menarquia (primera menstruación), este espacio se delimita para que las mujeres en este proceso puedan descansar y conectarse consigo mismas, para que vivan su propia ceremonia en el momento de su sangrado. Lina Salas, integrante del colectivo Carpa Roja Colombia, define estos lugares como espacios de sanación y de escucha entre mujeres. “Encontrar un espacio en donde puedes hablar de temas de los que no hablas normalmente es muy sanador. Tu vida se va transformando porque empiezas a vivir de una manera consciente y empiezas a aceptar tu edad como viene y no hay afanes de nada”. Afirmó.
El requisito más importante que debe cumplir un lugar para que allí se desarrolle una Carpa Roja, es que sea un lugar lleno de tranquilidad y del silencio suficiente para permitir la conexión interna de cada mujer con su útero y con su interior en general. Según Historia de Carpa Roja Colombia “las Carpas Rojas han nacido y se proyectan como espacios fijos o itinerantes de encuentro para y por mujeres”.
Al ser un tema delicado para mencionar con confianza en grupos de amigas o en un diálogo de madre e hija, en ciertas culturas, la menstruación, se puede considerar un tabú llegando a pensar que la mujer durante este ciclo está en cierto modo sucia. Esta creencia lleva a que a nivel global se produzca un miedo o un estilo de rechazo desde las mismas mujeres hacia su naturaleza femenina. Según el artículo La menstruación es importante… Es reglamentaria, realizado por Unicef “en Sierra Leona llevando a cabo una investigación sobre la higiene menstrual, se descubrióque muchas niñas estaban preocupadas por ir a la escuela cuando tenían el periodo porque los niños se burlaban de ellas o pensaban que estaban sucias”.
Sin embargo para Mónica, menstruar es vivir, la sangre de la menstruación es muy significativa pues indica fertilidad, naturaleza femenina e implica que está sana. Sin embargo el color de la sangre puede llegar a estar determinado por la alimentación o por las vivencias ocurridas durante ese mes.
Estas afirmaciones concuerdan con el pensamiento de Kelly Barreto, también perteneciente al colectivo de Carpa Roja Colombia: “Menstruar es pasión, alegría, vida y vitalidad, conexión, cuando la quieres y te llega te da alegría, porque está saliendo lo que no pudiste depurar y es como un renacer”.
La experiencia continuaba, la meditación profunda terminó y Mónica invitó a abrir los ojos. Un ambiente tranquilo podía percibirse pues solo el sonido de los pájaros afuera de la ventana y la voz de Mónica que en cierto modo regresaba a cada participante al exterior era lo que acompañaba el momento. Después se permitió compartir las experiencias a voluntad, y entre lágrimas e historias se contaron unas a otras las diferentes situaciones que las hacían estar presentes debajo del mismo velo rojo. Sin embargo no había espacio para prejuicios, pues una de las características de este tipo de reuniones es que las mujeres allí presentes no están para darse consejos o juzgarse, simplemente para apoyarse y escucharse. Así está descrito este proceso en un pequeño fragmento del libro La Tienda Roja de Anita Diamant: “En la tienda de la menstruación, deslizaban los dedos por mis rizos, repitiendo episodios de su juventud, historia del nacimiento de sus hijos, sus anécdotas eran como ofrendas de esperanza y fuerza derramadas ante la reina del cielo, solo que aquellos regalos no eran para ningún dios ni para ninguna diosa, sino para mí”.
La reunión iba llegando a su fin y Mónica dio a cada asistente una vela, la cual debía pasar primero por el humo que seguía saliendo del copal, para después encenderla en una de las velas que ya se encontraban encendidas en el altar. Cada mujer encendió su vela, y guiados por la voz de Mónica realizaron unas últimas peticiones y agradecimientos personales. Concluyendo así con la experiencia de la Carpa Roja. Pocos minutos más tarde, entre todas realizaron la reorganización de la habitación y el lugar poco a poco volvió a hacer parte integral de la casa.
De esta manera concluyó una de las diferentes reuniones que la organización Carpa Roja Colombia realiza durante el año, pues buscan crear diferentes proyectos que integren comunidades escolares con el fin de educar y de orientar especialmente a las niñas en cuanto a su menstruación y su menarquia. Una de las integrantes del colectivo, Claudia Patricia Díaz, por su trabajo con programas de primera infancia se le facilita tener contacto con familiares y gracias a Carpa Roja y las vivencias que hatenido en ellas, intenta interiorizarlas para después transmitirlas. Todo lo resume en: “tengo que sanar y estar bien yo para poder transmitirle eso a mi hija”, aunque afirma que es una frase egoísta siente que es la mejor manera de expresar cómo explica su conocimiento a los niños. Similar es la aproximación que le da Josna Navia, partícipe del colectivo y bailarina de danza originaria de la India a este tema, pues a pesar de que previamente orientaba sus bailes al entretenimiento y la sensualidad, gracias a sus experiencias y aprendizajes en Carpa Roja Colombia, ha logrado un nuevo rumbo en esta actividad, tomándolo ahora desde el lado de la sanación ya que este permite una mejor conexión con su naturaleza interna femenina.
El mismo estudio realizado por Unicef mencionado anteriormente, también asegura que “las mujeres pasan 3.000 días de sus vidas menstruando. Aproximadamente la mitad de la población femenina (equivalente a un 26% de la población total) está en edad reproductiva, y la mayoría tiene menstruaciones que duran entre dos y siete días cada mes”.
Estas cifras reflejan la necesidad de la eliminación del tabú entorno a este tema mediante charlas, debates y mesas de diálogo lo cual es uno de los principales intereses de este grupo de mujeres con los más pequeños y en general con todo el que necesite su ayuda.
Según Historia de Carpa Roja Colombia “surge en el 2013, a raíz de un artículo publicado en “la Carpa Roja” de México un año antes donde se menciona todo el movimiento mundial de las Carpas Rojas. El proyecto floreció en corto tiempo, consolidándose oficialmente y tendiendo por primera vez las bellas telas el 15 de marzo de ese mismo año, en Cali; a partir de ese momento su trabajo no ha parado apoyando, difundiendo, orientado a las Carpas Rojas que se empezaron a gestar en todo el territorio colombiano”. Tal ha sido el logro de su esfuerzo que hoy en día como organización que tienen el objetivo de participar en la convocatoria de la mesa territorial de mujeres, un espacio en donde se reúnen diferentes comunidades tales como LGBTI a discutir panoramas políticos y relacionados con políticas de género. Además, han tenido presencia en importantes eventos como el Primer Festival du Féminin realizado en Latinoamérica más específicamente en Colombia en mayo del año 2017. Así mismo la organización ha sido gestora del primer Festival de Carpa Roja Colombia donde participaron varias agrupaciones de este tipo y en donde se compartieron diversos talleres gratuitos sobre este tema.
Cabe resaltar que la organización Carpa Roja Colombia, no se considera un grupo feminista en su totalidad, ni tampoco con influencias de la religión ni de la política, aunque sí se consideran partícipes de la misma y realizan marchas y caminatas, con el fin de proteger y velar por sus derechos, buscando que las demás mujeres hagan conciencia de estos y sean parte activa de un nuevo cambio.
También, hacen parte de la Escuela de Formación en Incidencia Política con enfoque de género para mujeres de Santiago de Cali de la subsecretaria de equidad de género, un claro ejemplo de estas incidencias, es el denominado Día Naranja, en el cual realizan acciones públicas con el fin de persuadir al estado sobre la situación actual de la violencia en contra de las mujeres y niñas, buscando un mundo más lleno de amor y respeto por las mismas.
Teniendo en cuenta este relato, Carpa Roja Colombia invita a las mujeres a que realicen un viaje a su interior para aceptar su naturaleza femenina y su conexión con la tierra mediante la menstruación.